Para empezar, ya voy avisando que me queda grande hablar de todo Cerdeña. Una amiga que hace temporada de trabajo ahí me estaba insistiendo para ir; ya sea trabajando o de vacaciones. Me decía que era increíblemente hermoso. Yo, que tenía unos días libres a fin de mes antes de empezar a trabajar, dije que me iba a pasar por ahí a visitarla. Ingenua de mí, pensé que menos de una semana iba a ser suficiente para recorrerla toda. Desde ya les digo que no estuve ni cerca de ver todo lo que ofrece. Entonces, lo que sí recorrí fue la parte noreste: Palau, Costa Esmeralda, Santa Teresa Gallura, La Madalena y Porto Cervo como los lugares más importantes. Incluso preguntando, me dijeron que ésa es la parte más bonita de la isla y a la que toooodo el mundo quiere ir.
Vamos a arrancar por el clima. Yo fui en pleno verano: Julio. Hacía sí bastante calor, unos 30 a 35 grados y muy soleado. Con algo de viento, lo cual aliviaba bastante, y nos afectaba a la hora de elegir a qué playa ir. Y algo muy a favor es que a la noche refresca y se hace muy ameno. Aún con el calor, el agua se mantiene bastante fresca, pero no fría. Tengo entendido que es un destino que en invierno “muere” ya que no hay playa y así tampoco turistas. Solo queda gente local más en la zona central de la isla, en la cual se desarrollan actividades agropecuarias.



La isla es puro campo y praderas, con pueblos chicos y muuuy pintorescos. Cada lugarcito da ganas de parar a deleitarse. Las playas son simplemente magníficas y hay muchísimas para todos los gustos. Se caracteriza por las aguas transparentes y de tonos verdes y celestes.

Y claro, cómo no, con la gastronomía italiana y sus productos riquísimos. Especialmente en Cerdeña tienen productos que se jactan de ser propios. Como el licor Mirto, el pan Carasau, muchos quesos y ricota de cabra y fiambres. Tambien vino local muy bueno. Todo exquisito.
Acerca del idioma, yo entiendo Italiano bastante bien pero casi no hablo, y me lleve la sorpresa de que casi todos hablan bien inglés. Así que no tuve ningún problema.
Yo llegué al aeropuerto de Olbia (pueblo que no visite la verdad porque no me lo recomendaron, es más la ciudad donde se hacen mandados) y ahí había reservado un auto con Booking en la compañía Surprise. La mayoría de los autos que se alquilan son manuales. Me salió 35 euros por día. Tuve que ir de ahí a Palau, donde me iba a quedar, de noche lo cual aunque fue un viaje de sólo una hora no fue sencillo ya que las rutas de ahí son algo peculiares. No me pareció peligroso pero sí los caminos son muy angostos (los internos más todavía) y los autos andan muy rápido por más de que la máxima es de 50km por hora. Tienen mucha curva y contracurva y no hay UNA luz (todo el mundo usa las altas hasta que viene alguien de frente y hay que apagarlas y prenderlas después de que pase). Así que recomiendo ir con cuidado si no los conocés, incluso de día.
Mi casita por unos días; Palau
Como les decía, me alojé en lo de mi amiga en Palau. Un pueblo muy bello, al costado del mar en donde está también el puerto que lleva a la isla de La Madalena, de la cual les hablaré más adelante. Casitas de colores con techo a dos aguas y balconcitos de hierro, callecitas chiquitas y una principal en la que a la noche los restaurantes ofrecen pizza y pasta italiana así como también mariscos y pescados, y por qué no una Gelateria para un heladito de postre. Una plaza principal en la que se arma la feria de artesanías, y los fines de semana tocan bandas de música. Esta descripción puede adaptarse a los distintos pueblitos de la isla, los cuales tienen todos más o menos el mismo mood.
Ahí mismo podés ir caminando a la Spiaggia di Palau Vecchio (Spiaggia = playa en italiano). Fue la primera de la que me enamoré. Playa cortita y linda para ir por la mañana ya que luego le da la sombra. Tiene aguas turquesas y baja la profundidad despacio. El único detalle es que es una playa céntrica y tiene cerca el puerto, aunque esto no la hace sucia.
Caminando por las vías del tren fuimos a Spiaggia Porto Faro. Más pequeña aún, así que sólo saqué unas fotos y seguí. Otra muy bella y también para ir caminando es Spiaggia di La Sciumara. Hermosísima y con naturaleza de fondo! También a unos 15min en auto está Spiaggia di Porto Mannu. De arena y agua muy linda. Playa tranquila y familiar.



Todas las playas son públicas en la isla, pero si tienen concesiones que alquilan sombrilla y tienen servicio de bar y comida. Si quieren siempre van a encontrar esta opción, pero yo esta vez preferí tirar mi pareo en cada una y disfrutar de la playa en sí.
En otro orden de recomendaciones que les puedo dar está La Casetta di Iris. Una rotisería por la que no das ni dos mangos pero tiene comida casera italiana riquísima. También comer algún dulce como una sfogliatella en Le Dolcezze Napoletane, un helado en Gelateria dell’Angolo y un café con cornetto (se le dice así a las medialunas) en Riff Raff. En Italia lo imperdible también son los vinos, y hasta uno muy barato que venden por litro en Gusto Mediterraneo me encantó. Lo sirven en el momento desde los tachos enormes a los bidones para llevar.
Por más de que no fue una elección quedarme ahí, lo recomiendo mucho porque es una ubicación un poco menos cara e igualmente estás cerca de las mejores playas y lugares.
La famosa Costa Esmeralda
Quedarse en Costa Esmeralda es prácticamente un lujo de chetos que no todos nos podemos dar, jaja. Sólo mire los precios de los hoteles pero estaban por las nubes, ya que encima Julio y Agosto son temporada alta. Igualmente con el auto en 20 o 30 minutos llegás a cualquiera de los lugares en esta zona desde Palau. Lo que está considerado dentro de esta area va desde Cala Bitta hasta Portisco, aproximadamente.
Sí, básicamente hice sólo turismo playa así que acá les van las mejores para mí de Costa Esmeralda. En mi ranking, la número uno de acá es Grande Pevero. Con el auto se llega hasta Piccolo Pevero, en la que sólo me asomé a conocerla y luego caminé hasta la otra. Como lo dice el nombre: es grande y ancha. Agua turquesa y de arena, es como una gran pileta, en la cual si buscás más profundidad, como yo, tenés que caminar bastante adentro del mar. Los mejores lugares para quedarse para mí son al final.
Luego me moví buscando una playa en la que se viera mejor el atardecer y fui a La Celvia. También dejé el auto en el parking anterior y caminé hasta abajo. Vale aclarar que cada playa tiene un parking (la mayoría pago si es que ves el cartel de la “P”) en el cual tenés que buscar la máquina para pagar las horas que te vas a quedar. Se paga con efectivo o tarjeta. Acerca de la playa, es de piedra fina y no tan grande pero muuuy bonita también. Y el atardecer le cae de costado.

Otro día fui más temprano y empecé por la Spiaggia Del Romazzino. También de piedra fina. A mí me tocó un poco de viento de frente por lo que no estaba ideal (y es que uno con tanta belleza ya después sólo busca perfección jaja). Muy tranquila y tiene partes más profundas para nadar con tranquilidad. De ahí me fui a Spiaggia del Principe, en la que dicen que llegó el descubridor de la isla, un Príncipe Arabe. Tiene un sendero para poder llegar a pie. Muy bella también, mucho más llena de gente ya que es una de las más famosas.
Cerca de la zona fui también a la playa Liscia Ruja. Larguísima, de arena y con varias concesiones y bares. Muy linda también. Se llega por un camino de tierra y está rodeada sólo por naturaleza, lo cual es hermosoo.
Toda Costa Esmeralda particularmente está llena de veleros, barcos y yates enormes. Es la zona cheta por excelencia de la isla. No sólo eso sino las vilas, los autos, los hoteles y clubes de playa que hay ahí. Muchos famosos van a pasar sus vacaciones allí. Porto Cervo, el pueblo que está allí, es unos de los lugares más top para pasar la noche. Su puerto es deslumbrante. Tiene un paseo costero con restaurantes, las marcas más caras de ropa y joyas, y una feria de artesanías también.
Santa Teresa Garulla
Del otro lado de Palau fui hasta Santa Teresa Garulla. Pueblito hermoso si los hay. Recomiendo tomar un helado en Gelateria Onda en la plaza principal y caminar por sus callecitas de colores hasta bajar a la Spiaggia Rena Bianca. Qué belleza esta playa por favor!! Con el pueblito de fondo, aguas verdes turquesas y la torre de un castillo de lado. El mar baja de una manera perfecta, la playa es de arena e incluso tiene baños y duchas.



De ahí mi amiga me llevó a ver el atardecer en el mar a Spiaggia Rena Majori. Recomiendo que lleguen a esta parte del parking y vean hacia ambos lados la playa desde arriba. Es simplemente INCREÍBLE. Los colores que tiene el mar acá! Un tip es también que para ver los hermosos tonos del agua en cualquiera de las playas vayan de día; a la hora del atardecer ya se ve todo del mismo color. Caminamos hasta Paradise Beach Bar a tomarnos el clásico Aperol Spritz italiano viendo el sol caer en el mar, escuchando a una banda tocar. Soñado!
La hermosísima isla de La Maddalena
Justo enfrente de Palau está el archipiélago de La Maddalena. Dicen que acá están las playas más hermosas. Se cruza en ferry y los tickets se pueden sacar ahí mismo en el puerto. Son más baratos si los sacás al menos un día antes, y los podés usar en cualquiera de los horarios que sale. La frecuencia es cada media hora y después de las 8:30pm cada 1 hora (hasta la 1:30am). Se puede cruzar con el auto y así lo recomiendo. Me costó 24 euros el auto y dos acompañantes ida y vuelta. Nada mal. A nosotras nos dió tiempo de visitar solo la propia isla de La Maddalena, pero si llegan pueden también cruzarse a Caprera ya que están unidas por una ruta. Aqui dicen que hay más playas bellas también.

Tomamos un café con cornetto en Palau de desayuno y fuimos al ferry. Decidimos rodear la isla de izquierda a derecha.
Primero pasamos por la Spiaggia di Punta Tegge que tiene el parking en el medio y dos costados; a la izquierda y a la derecha. Hermosísima y centrica. Es la única de las que nombraré que tiene fondo de casas y más citadino, el resto están ya en medio de la árida isla. Nos encantó el agua sobre todo, pero sabíamos que había otras muy bellas también esperándonos así que seguimos viaje.
Vale la aclaración, para que no cometan el mismo error que nosotras, que las calas no tienen “playa”. Es algo, quizás, obvio pero nosotras intentamos llegar a Cala Francese porque vimos lindas fotos online y nos decepcionamos al ver que era un lindo paisaje, pero pero sólo podíamos quedarnos encima de las rocas.
Seguimos ruteando por el hermoso camino que va subiendo y bajando, con miradores maravillosos donde se ve el hermoso color del mar y la árida isla. Llegamos finalmente a Bassa Trinita. Esta playa me dejó perpleja. Los colores del agua, la transparencia, el paisaje: una de las mejores. Tiene poco espacio para tirarse en la arena, por lo que tenés que ir sabiendo que vas a estar pegado a muchas personas, pero el espacio que no encontrás ahí sí lo encontrás en el agua. Baja despacio el mar y luego es muy amplia para poder nadar a gusto. Nos fue muy difícil irnos a seguir recorriendo.



Paramos a almorzar en Spiaggia Monti D’A Rena unos sandwich que nos habíamos llevado. Esta es de piedras chiquitas y es linda sí, pero no nos obnubiló.

Seguimos hasta Spiaggia di Cala Spalmatore donde otra vez sólo nos mirábamos sorprendidas de la belleza que teníamos enfrente. Dimos medio de casualidad con un barcito improvisado (Bar Oasi) y nos tomamos una birra local hablando de la vida. De esos momentos que quedan en la retina!
Fuimos a la que sería la última playa del día: Spiaggia Testa del Polpo (ya que la piedra principal parecería recordar a la cabeza de un pulpo; ponele). Primero que nada el camino está en pésimas condiciones; no solo de tierra sino con pozasos y lleno de piedras. Pero vale mucho la pena. Ya a esta altura los debo tener hartos con los adjetivos, pero esta es magnifica también! El mar perfecto, peces, rodeado de piedras grandes y suelo de arena. Acá vimos el atardecer a un costado, con el sol cayendo en el agua calma y nos volvimos al pueblo.
El pueblo, llamado con el mismo nombre que la isla, es increíblemente pintoresco. El centro es bastante grande y tiene muchas callecitas para recorrer y comprar recuerdos. La calle principal es Giuseppe Garibaldi, pero da para perderse por las aledañas e ir viendo todas las casitas, los locales, la iglesia y la municipalidad. Comimos una pizza deliciosa en Bombopizza y un helado en Crema & Cioccolato. Ahí mismo enfrente está el puerto, así que esperamos el próximo ferry y nos volvimos en el de las 11:30 pm.
En resumen, para haber estado 6 días recorrí bastante, pero me quedan muchos pendientes y también muchas ganas de ver el resto de la isla. Tiene la combinación perfecta entre paisajes, playas, clima y comida. Un lugar para relajarse y pasar unas hermosas vacaciones. Sin duda recomiendo que esté en su lista de destinos a conocer y que sientan como yo el vivir por un rato “la dolce vita”.
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